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Diamantes cultivados en laboratorio vs. diamantes naturales: una comparación visual

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Diamantes cultivados en laboratorio vs. diamantes naturales: una comparación visual

Para cualquiera que busque un diamante, surge una pregunta fundamental: ¿Se puede realmente apreciar la diferencia entre un diamante creado en un laboratorio y uno formado naturalmente durante miles de millones de años? La respuesta corta es: a simple vista, para la mayoría de las personas, e incluso para muchos expertos, un diamante de alta calidad creado en laboratorio es visualmente idéntico a un diamante natural.

¿Pero significa eso que son exactamente iguales? Esta comparación visual profundizará en los matices y las sorprendentes similitudes para ayudarte a ver el panorama completo.

Diamantes cultivados en laboratorio vs. diamantes naturales: una comparación visual 1

La conclusión central: "gemelos" químicos y físicos

Primero, es crucial comprender un hecho fundamental: los diamantes cultivados en laboratorio no son imitaciones como la zirconia cúbica o la moissanita. Son diamantes reales. Se crean en un laboratorio que replica el proceso natural de crecimiento, lo que da como resultado un producto con la misma composición química (carbono puro), estructura cristalina y propiedades físicas (dureza, refracción, dispersión).

Esto significa que, en términos de rendimiento óptico —la esencia misma del "fuego", el "brillo" y la "luminosidad" de un diamante— , los diamantes cultivados en laboratorio y los naturales son teóricamente idénticos. La luz interactúa con ambos de la misma manera: refractándose, reflejándose y dispersándose en ese icónico arcoíris de colores.

La prueba de comparación visual: un desafío para la vista

Analicemos la comparación en categorías visuales clave:

1. Brillo, fuego y destello

- Rendimiento: Idéntico. Un diamante cultivado en laboratorio bien tallado y un diamante natural bien tallado del mismo grado exhibirán el mismo juego de luz cautivador. Sus diferentes inclusiones y trayectorias de crecimiento no afectan sus propiedades ópticas fundamentales. Si se colocan dos diamantes con las 4C idénticas (talla, color, claridad y quilates) uno al lado del otro, es imposible distinguirlos solo por su brillo.

2. Color y claridad

- Color: La tecnología moderna permite a los laboratorios producir una amplia gama de colores, desde el color D más puro (incoloro) hasta colores sofisticados como el amarillo y el azul. En la gama incolora, los diamantes cultivados en laboratorio de alta calidad son tan puros y blancos como sus homólogos naturales. De hecho, el entorno controlado del laboratorio a veces facilita la obtención de grados de color más altos de forma constante.

- Claridad: Aquí es donde reside una posible diferencia microscópica, pero no es visible.

- Diamantes naturales: a menudo contienen inclusiones como plumas, cristales o nubes, un testimonio de su formación violenta y caótica.

- Diamantes cultivados en laboratorio: Presentan inclusiones características según su método de creación. Los diamantes HPHT (alta presión y alta temperatura) pueden contener pequeñas inclusiones metálicas, mientras que los diamantes CVD (deposición química de vapor) pueden presentar inclusiones oscuras de grafito o patrones de deformación interna. Sin embargo, estas características solo son visibles con microscopios gemológicos de alta potencia. A simple vista, un grado de claridad VS o superior en cualquiera de los dos tipos parecerá impecable.

  • Las "señales reveladoras" (que en realidad no puedes ver)

 

Para los gemólogos experimentados, con la ayuda de instrumentos especializados, se pueden hacer distinciones. Pero estas están mucho más allá del alcance de la visión a simple vista:

- Patrones de crecimiento: bajo aumento, algunos diamantes CVD pueden mostrar estructuras de crecimiento en capas, mientras que los diamantes HPHT pueden revelar inclusiones metálicas específicas.

- Fluorescencia: Algunos diamantes cultivados mediante HPHT pueden presentar patrones específicos de fluorescencia (como una estructura en forma de cruz) o fosforescencia (brillo al apagar la luz UV). Esto no es una regla universal, y muchos diamantes naturales también presentan fluorescencia.

- El identificador definitivo: La forma más fiable de distinguirlos no es visual. Laboratorios de clasificación de renombre (como GIA o IGI) graban con láser en el filetín del diamante un número de informe que incluye la frase "LAB-GROWN" (cultivado en laboratorio). Para leerlo, se necesita una lupa. Es un método de identificación 100 % definitivo, no una diferencia visual.

Veredicto final: una elección de origen, no de apariencia

Aspecto de comparación

Diamante cultivado en laboratorio

Diamante natural

¿Visible a simple vista?

Brillo y fuego

Idéntico

Idéntico

No

Gama de colores

Incoloros a colores fantasía

Incoloros a colores fantasía

No

Mirada de alta claridad

Interiormente limpio, transparente.

Interiormente limpio, transparente.

No

Tipos de inclusión

Metálico/Grafito (microscópico)

Cristales/Plumas (microscópicos)

Normalmente no

Identidad final

Inscripción "CULTIVADO EN LABORATORIO"

La inscripción varía

No (requiere herramienta)

La conclusión es clara: desde un punto de vista puramente visual y estético, un diamante cultivado en laboratorio de alta calidad ofrece una experiencia deslumbrante, indistinguible de un diamante natural. Son igualmente brillantes, igualmente hermosos y capaces de ser la pieza central de una impresionante joya.

Por lo tanto, la elección entre un diamante cultivado en laboratorio y uno natural ya no es una cuestión de "cuál se ve mejor", sino una cuestión de valores personales, presupuesto y preferencias emocionales.

- Elija piedra cultivada en laboratorio: Probablemente priorice el valor excepcional, la sostenibilidad moderna y la innovación tecnológica. Puede obtener una piedra más grande o de mayor calidad que se ajuste a su presupuesto.

- Elija lo natural: puede apreciar la rareza y la historia geológica única de mil millones de años, viéndola como una maravilla natural atemporal y un símbolo del patrimonio.

En definitiva, puede elegir con confianza. En cuanto a la apariencia, los diamantes cultivados en laboratorio se han convertido con éxito en los "gemelos visuales" de los diamantes naturales, ofreciendo más opciones para la misma belleza atemporal.

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