Al elegir un diamante, ya sea natural o cultivado en laboratorio, tres atributos fundamentales son primordiales: dureza, brillo y durabilidad. Estas propiedades determinan la capacidad del diamante para brillar intensamente y durar toda la vida.
Una pregunta crítica que muchos se hacen es: ¿Son los diamantes cultivados en laboratorio verdaderamente idénticos a los diamantes naturales en estas áreas clave?
La respuesta es un sí rotundo. No se trata de una afirmación publicitaria, sino de una conclusión respaldada por rigurosos datos científicos. Este artículo desglosa los datos y la ciencia que sustentan lo que convierte a un diamante cultivado en laboratorio en un diamante auténtico.
La conclusión central: identidad y certificación atómica
Antes de profundizar en los detalles, es esencial comprender una verdad fundamental: los diamantes cultivados en laboratorio son diamantes reales.
- Composición química: 100% átomos de carbono puro (C).
- Estructura cristalina: Red cristalina cúbica (idéntica a los diamantes naturales).
- Propiedades físicas y ópticas: Dureza, conductividad térmica e índice de refracción idénticos.
Los principales laboratorios gemológicos, como el GIA (Instituto Gemológico de América), el IGI (Instituto Gemológico Internacional) y el GCAL (Laboratorio de Certificación y Aseguramiento de Gemas), califican los diamantes cultivados en laboratorio utilizando los mismos criterios de las 4C que aplican a los diamantes naturales. Esta es la prueba más contundente de su naturaleza idéntica.
1. Dureza: La cima de la materia natural
Los datos: Dureza de Mohs = 10
El diamante es el material natural más duro conocido en la Tierra, con una puntuación perfecta de 10 en la escala de dureza mineral de Mohs. Esto significa que puede rayar cualquier otra sustancia, y solo otro diamante puede rayarlo.
- Dureza del diamante cultivado en laboratorio : 10/10. Ya sea que se cree mediante el método de alta presión y alta temperatura (HPHT) o el método de deposición química de vapor (CVD), los enlaces entre sus átomos de carbono son idénticos a los de los diamantes extraídos. Poseen la misma dureza suprema.
- Lo que esto significa para usted: Sus joyas de diamantes cultivados en laboratorio son altamente resistentes a los arañazos causados por el uso diario. Mantendrán sus facetas pulidas y bordes afilados para siempre, garantizando que luzcan tan brillantes dentro de décadas como hoy.
2. Brillo y fuego: El cautivador juego de luz
Los datos: Índice de refracción = 2,42, Dispersión = 0,044
El fascinante brillo y el retorno de la luz blanca de un diamante y su fuego (la dispersión de la luz en destellos de color) son el resultado de su índice de refracción y dispersión excepcionalmente altos.
- Brillo de los diamantes cultivados en laboratorio: Gracias a su índice de refracción (2,42) y valor de dispersión (0,044) idénticos, los diamantes cultivados en laboratorio reaccionan a la luz de la misma manera que los diamantes naturales. Su brillo se determina por la calidad de su talla, claridad y color , no por su origen.
- Qué significa esto para usted: Un diamante cultivado en laboratorio con un corte impecable será tan deslumbrante, intenso y brillante como su contraparte natural. A simple vista, su rendimiento óptico es indistinguible. Busque siempre un diamante de excelente calidad de un laboratorio de confianza para garantizar el máximo brillo.
3. Durabilidad: una promesa de permanencia
La durabilidad de un diamante es una combinación de su dureza (resistencia al rayado) y su tenacidad (resistencia al astillamiento o rotura).
- Dureza: Como ya se ha establecido, una dureza de 10 lo hace increíblemente resistente a los arañazos.
- Tenacidad: El diamante tiene buena tenacidad. Sin embargo, presenta planos de clivaje. Esto significa que, si se golpea con fuerza considerable en un ángulo preciso, puede astillarse o agrietarse. Esta característica es idéntica tanto en los diamantes cultivados en laboratorio como en los naturales.
- Qué significa esto para usted: No hay necesidad de preocuparse demasiado. La durabilidad de un diamante es más que suficiente para toda una vida de uso diario. Simplemente tenga cuidado: quítese el anillo durante trabajos manuales pesados, sesiones de gimnasio u otras actividades de alto impacto. Con el cuidado adecuado, su diamante cultivado en laboratorio se convertirá en una pieza permanente con calidad de reliquia.
Resumen y guía de compra
Propiedad | Científico | Rendimiento de los diamantes cultivados en laboratorio | Vs. Diamante natural |
Dureza | Dureza de Mohs 10 | Extremadamente duro, muy resistente a los arañazos. | Idéntico |
Brillo y fuego | Índice de refracción 2,42, dispersión 0,044 | Excepcionalmente brillante y ardiente. | Idéntico |
Durabilidad | Dureza 10 + Buena tenacidad | Perfecto para uso diario, dura para siempre. | Idéntico |
La ciencia es clara: los diamantes cultivados en laboratorio son óptica, física y químicamente idénticos a los diamantes naturales en lo esencial. Son igual de duros, igual de brillantes y igual de duraderos.
Por lo tanto, su elección puede basarse con seguridad en otros factores:
- Valor: Adquiera una piedra más grande o de mayor calidad según su presupuesto.
- Ética y sostenibilidad: Elija un producto con un origen transparente y una menor huella ambiental.
- Diseño: Centrarse en la belleza del diseño y la artesanía de las joyas.
Al elegir un diamante cultivado en laboratorio, no compromete la calidad. Selecciona un diamante verificado científicamente que conlleva la misma promesa de eternidad.
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